La Iglesia Desde las Escrituras, que Dios ha levantado por Su gracia, tiene un propósito preponderante, y es glorificar a nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo en todo lo que hace; edificando al cuerpo de Cristo, la Iglesia local, con la exposición sana, fiel y bíblica, y evangelizando a los incrédulos con el verdadero Evangelio de Jesucristo, sobre la base de lo que Él nos ha mandado, todo esto en función de la única norma de conducta y fe, de las sagradas Escrituras.
Nuestra iglesia tiene un alto concepto de la Palabra de Dios, creyendo y enseñando que ella es inerrante, infalible, autoritativa y suficiente. Como Iglesia anhelamos fervientemente, que todo lo que profesamos teóricamente, se haga vida en todos y cada uno de sus miembros, teniendo así una consistencia y coherencia, entre lo que profesamos y vivimos en los diferentes ámbitos, donde el Señor nos permite desenvolvernos; ámbito familiar, vecinal, social, laboral, etc. Como dijo el apóstol Pablo a Tito;
"para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.”
Con la ayuda de Dios esta Iglesia, desde sus inicios y hasta que el Señor nos lleve a su santa y gloriosa presencia, mantendremos en alto lo que dijo el rey David en el Salmo 138:2b;
"Porque has engrandecido tu nombre y tu palabra sobre todas las cosas.”
Finalmente, nuestra Iglesia tiene una sola cabeza y ese es Jesucristo (Colosenses 1:18), nuestro único, glorioso y suficiente Salvador y Señor, la cual Él ganó por su propia sangre (Hechos 20:28). Por tanto, todo lo que hagamos como Iglesia deberá estar sometido a su perfecta voluntad manifestada en su santa Palabra.
"A ÉL SEA LA GLORIA"